Artículo: Una Caminata Por Cadaqués
Una Caminata Por Cadaqués
Una familia de tres, en un pequeño pueblo sobre el Mediterráneo llamado Cadaqués. Para ellos, la percepción del tiempo tal vez no existiría si las campanas eclesiásticas dejaran de sonar a cada hora, mientras viven el día a día con lo esencial, una pasión y una copa de Garnacha por las noches. ¿A dónde te transportan estas imágenes? ¿Te remontan al pasado; a ese verano eterno con los pies descalzos? ¿O te vuelan al futuro; a esas vacaciones sobre la costa que hace ya un rato vienes pensando? Estas imágenes, a todos nos cuentan una historia diferente. Incluso, a sus mismos protagonistas.
Photography by Armando Rafael
Ellos son Joshua y Lucía, una pareja aventurera, padres de Amelie, creadores de Polonio y ciudadanos del mundo. Él neoyorquino, ella montevideana; unidos por su amor a los viajes y al diseño. Se conocieron hace diez años trabajando en Adidas, en Alemania. Costó conquistarla, según él. El amor fue siempre el punto de partida de sus proyectos; la pareja, la familia, Polonio y sus boutiques. Su marca nace luego de la primera visita de Josh a Cabo Polonio. Las noches iluminadas por estrellas, el estilo de vida fácil, la dualidad entre la conexión y la desconexión por falta de señal y la sacudida entrada en camión por las dunas, que le dio a Josh una cálida bienvenida a América Latina. Fue amor a primera vista. La historia de su primera tienda en Cadaqués, también es mágica, pero como en toda pareja, hay dos versiones de la misma.
En 2021, con las fronteras de Italia cerradas en plena pandemia, necesitaban hacer tiempo por el Viejo Mundo a la espera de las muestras de su fábrica florentina. Así fue como llegaron a este romántico destino al azar, que tanto les recordó a la costa uruguaya; un pueblito playero, con callecitas de piedra y el aroma a los restaurantes que aflora desde temprano con predominantes notas a ajo. “Lu recordaba Cadaqués con sus padres en su infancia, entonces conducimos hacia allí. Caminamos por el casco antiguo y enseguida nos enamoramos de sus casitas blancas, de los turistas y del ritmo desacelerado. De pronto, nos encontramos con un pequeño local a una cuadra de la rambla, que parecía una cueva y estaba en alquiler. En ese momento supimos que era para nosotros”, recuerda Josh.
Sin embargo, para Lucía, la historia comienza de otra manera. “Fuimos a visitar la casa de Dalí. Al día siguiente, llovía a lo loco, y a través de la cortina de agua reconocimos un cartel con un mapa de Uruguay. Era la Galería Iturria. Nos recibieron amigos uruguayos. Ya estábamos en casa. Esa tarde, imaginamos de qué color sería la puerta si abriéramos una tienda allí. Las opciones cadaquenses eran rojo, azul o verde, pero nosotros la visualizábamos turquesa, como las casitas de nuestro querido José Ignacio. La siguiente mañana, encontramos un local disponible, con la puerta del tono que la soñamos. Mi padre, un cabalístico, siempre dice que las tiendas se abren cuando aparecen y no cuando uno quiere. Con Amelie entre brazos, tan solo dos valijas y el mundo entero en pausa, nuestra estadía se extendió, y sin siquiera un lugar para alojarnos, alquilamos nuestra primera boutique en Cadaqués.”
Joshua y Lucía son nómadas. Su hogar es la familia. Hoy, su tienda en este paraíso catalán es otra a la inicial. Una que se conecta a la Galería Iturria y crea un pasaje que marida arte y diseño, España y Uruguay, y transmite la esencia de la familia, con niños siempre alrededor regalándole al espacio aún más color. Las imágenes tomadas para esta pieza editorial fueron idea de su amigo fotógrafo Armando Rafael en una visita a Cadaqués con su esposa. Con la visión de mostrar el estilo de vida de Joshua y Lucía, caminaron de la tienda a su casa, relajados, como cualquier otro día. “Nos despertamos por la mañana y preparamos café o vamos por un bocadillo, para luego salir a correr. Más tarde caminamos a Amelie al colegio, ¡que ya se hizo amiga de todo el pueblo! Luego trabajamos en Polonio; tenemos reuniones, analizamos muestras y sobre el mediodía, Lu hace las compras. Por la noche, descorchamos un vino en la terraza para apreciar la ciudad invertida en el reflejo del agua o nos vamos de tapas a Lua”, cuenta Josh sin la aprobación de Lu, quien asegura no tener una rutina, pero coincide con que el café de especialidad nunca puede faltar.
La aventura, la calidad de vida, los viajes ligeros, el cambio como la única constante, y la más exquisita paleta de color - tal como la de aquellas heladerías europeas que cautivan miradas por la calle- caracteriza el estilo de vida de la pareja; libre, auténtico, contemporáneo, y por sobre todo, simple. El mismo que inspiran a través de Polonio. “No todo el mundo llega a lugares remotos como Cabo Polonio o Cadaqués. Siempre decimos que nuestra marca, con su nombre, propone un destino. Pero este no es necesariamente un lugar, sino más bien, una manera de vivir”, reflexiona Lucía, y Joshua con eso, está de acuerdo. Como toda pareja, no siempre concuerdan en cada detalle, pero nada que no se arregle con un buen café.
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